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El sagrado balance natural de los suelos agrícolas

El sagrado balance natural de los suelos agrícolas

Futurcrop - 11-01-2018

Por Ing. Sergio Caraveo López

Las poblaciones de microorganismos, tanto en el suelo como en el aire y en el agua, tienen influencias directas sobre la vida y la salud de los cultivos, los insectos y en sí mismas. Su número y su balance, es decir; la proporción que guardan entre sí sus poblaciones y las cantidades existentes en cualquier momento, determinan que vive, qué se enferma y qué muere. El desequilibrio en dichas poblaciones, acarrea condiciones apropiadas para el incremento poblacional de unas especies, en tanto que suprime a otras de tipo distinto. La elevada población de algún microorganismo, le otorga condiciones para alcanzar el grado de especie infecciosa, o con capacidad para generar daños debido a que existen en exceso, respecto de otra(s) especies antagónicas.

Cuando estas especies infecciosas se encuentran en un balance apropiado con respecto a sus contrincantes, no hay condiciones apropiadas para que puedan ser infecciosas, ya que son mantenidas a raya en su quehacer como perjudiciales para los cultivos.

Un suelo sano, microbiológicamente hablando, no es aquel al que se le han exterminado todos los microorganismos, sino aquel en el que cohabitan perfectamente balanceadas todas las poblaciones de microorganismos, ya sea que puedan o no ser perjudiciales para los cultivos. Un suelo estéril, no es un suelo sano, ya que la rizóosfera de los cultivos, requiere de la biota del suelo para la correcta realización de todos los procesos físico-químicos y bioquímicos que suelen darse a nivel radicular. La síntesis y el intercambio de infinidad de sustancias entre millones de organismos vivos y las raíces de las plantas, es una formidable bio-fábrica de la que unos y otras dependen para sobrevivir de manera adecuada. Los controles químicos de poblaciones de organismos vivos del suelo, dan al traste con los balances naturales que deberían existir por las necesidades normales de la vida de la relación planta-suelo-agua-aire. Se sabe que, en la rizóosfera de las plantas, transcurren más de 5,000 sustancias químicas objeto de intercambio, simbiósis, síntesis, descomposición o degradación, mineralización, detoxificación, polimerización, solubilización de nutrimentos, enzimáticas (catalizadoras), sustancias supresoras (tóxicas), y sustancias acondicionadoras, favorecedoras del crecimiento, etc.

Como ejemplo, en la rizósfera se encuentran comúnmente, compuestos como estos:

Aminoácidos: todos de ocurrencia natural

Ácidos orgánicos: cítrico, fórmico, acético, entre otros

Carbohidratos: fructosa, galactosa, glucosa, maltosa, entre otros

Derivados de ácidos nucleicos: adenina, guanina, citosina, uracilo

Vitaminas: biotina, colina, inositol, pantoténico

Enzimas: amilasa, fosfatasa, invertasa, proteasa, entre otras.

Otras sustancias: auxinas, CO2, alcohol, glutamina, ácido cianhídrico

Lo anterior, permite asomarse un poco y adquirir una ligera idea de lo complejo que puede llegar a ser el mundo de los seres vivos que cohabitan en el suelo, al nivel de la rizósfera de los cultivos y plantas no cultivadas. También, nos debe hacer comprender, que no entender estos conocimientos nos lleva a realizar acciones agronómicas erróneas, que destruyen el balance natural de la vida radicular y del suelo en general, con las consecuentes “enfermedades” infecciosas, generadas por agricultores y agrónomos...

 

LA MEJOR SOLUCIÓN, JAMÁS LO SERÁN LOS VENENO.

Existen infinidad de microorganismos con características benéficas muy sobresalientes, y con capacidades muy favorables para la producción agrícola, sin importar de qué cultivos se quieran producir y sin importar cuales sean las plagas que se requiere controlar o combatir; Me refiero al muy conveniente uso y aplicación de Consorcios de Microorganismos de varios tipos, en productos biológicos que mezclan una gran variedad de (por ejemplo):

Hongos filamentosos: Trichoderma harzianum, Trichoderma viridae, Paecilomyces lillacinus, Beauveria bassiana, Aspergillus orizae, Penicillium spp;

Bacterias gram positivas: Bacillus subtillis, Bacillus polymixa, Bacillus Thurigiensis, Bacillus megaterium, Bacillus Licheniformis…

Bacterias gram negativas: Pseudomonas fluorescens.

Levaduras: Saccharomyces cerevisiae...

 

En conjunto, generan medios rizoosféricos (radiculares) y aéreos (foliares) adversos tanto a los vectores, como a las propias bacterias infecciosas.

La aplicación de mezclas como la descrita (Consorcios microbianos), puede y debe realizarse tanto en el riego para el suelo, como en aplicaciones foliares. Unas y otras aplicaciones generan la mejora en los balances poblacionales de microorganismos, contrarestan la acción de poblaciones plaga y repoblan de manera favorable El intestino de cualquier cultivo… la rizóosfera… cubriéndola de infinidad de protectores microscópicos.

Con manejo de este tipo de consorcios, se reducen las poblaciones y las acciones perjudiciales de insectos, nemátodos, hongos, bacterias y virus… Si se reduce la población de las plagas-vector, se reducen las transmisiones de “enfermedades” infecciosas.

Ing. Sergio Caraveo López

Asesor y Conferencista especializado en Suelos, Nutrición Vegetal y Agricultura de Conservación.

 

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