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La Revolución Verde

La Revolución Verde

Futurcrop - 21-08-2018

Se repite constantemente que actualmente el problema del hambre en el mundo no es un problema de producción de alimentos, sino de reparto de las calorías producidas. Y se valida de este modo un sistema de producción agrícola predominante desde los años 50 que prima a cualquier coste la productividad por hectárea. Y es cierto que globalmente la producción agrícola ha aumentado el rendimiento por superficie cultivada.

 

Este modelo de producción agrícola intensiva supuso una revolución en los años 50 y fue consecuencia, entre otros, de la labor de un insigne ingeniero agrónomo, genetista y fitopatólogo norteamericano llamado Norman Ernest Borlaug. Al conjunto de técnicas que promovieron este incremento en la productividad agrícola se le denominó Revolución Verde, y se basaba principalmente en la utilización de variedades de semillas de alto rendimiento, cultivadas en grandes extensiones de monocultivo, y en la utilización de grandes cantidades de fertilizantes, fitorreguladores y pesticidas. Se trataba de adaptar, mediante tecnología química y mecánica, la Naturaleza a las necesidades humanas de consumo de alimentos. Fue el inicio del proceso de industrialización en la producción de agrícola. Borlaug es considerado por muchos el padre de la agricultura moderna, y recibió en 1970 el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en la erradicación del hambre y la desnutrición en los países desarrollados. Este tipo de agricultura hizo posible la internacionalización de la comercialización agrícola.

 

Con financiación de la Fundación Rockefeller, Borlaug inició sus trabajos en 1945 en Sonora (México), donde había un gran problema con distintos tipos de roya que afectaba a los trigales mexicanos. Su equipo de investigación logró el desarrollo de variedades enanas de trigo de alto rendimiento, amplia adaptación, resistentes a enfermedades y con alta calidad industrial, con las cuales México incrementó notablemente su producción.

 

Sus resultados fueron juzgados como un éxito por la Fundación Rockefeller la cual ayudó a su propagación a otros países. En 1961 el Ministerio de Agricultura de la India invitó a Borlaug y se promovió el uso de una variedad de arroz semienana (IR8), capaz de producir más granos de arroz por planta en determinadas condiciones de fertilización y riego. Se multiplicó por 10 el rendimiento del arroz tradicional y en 10 años, se redujo a la mitad el coste de arroz en la India.

 

La Revolución Verde obtuvo un gran éxito en el aumento de la producción de cereales, gracias a las nuevas técnicas de producción se consiguió aumentar un 250% la producción de grano mundial.

 

Pero el principio de incremento de la productividad agrícola que perseguía a toda costa, y la aplicación de las técnicas para conseguirlo, han cambiado casi totalmente el proceso de producción agrícola. Los cultivos de cereales de alto rendimiento, esas variedades obtenidas por los investigadores predominan en la actualidad, pese a que su valor nutricional es actualmente cuestionado (proteinas de baja calidad, alto contenido en hidratos de carbono, y calorías, deficiencias en aminoácidos esenciales, etc). Esos cultivos tan productivos han empobrecido la dieta humana global y están empobreciendo diversidad genética (componente básico de la biodiversidad).

 

Además el sistema de monocultivo y la producción agrícola industrializada tiene varios aspectos negativos que perjudican tanto al productor como al agricultor. Los monocultivos genéticamente homogéneos aumentan el peligro de ataque masivo de plagas y enfermedades, haciendo habitual y repetitiva la aplicación de plaguicidas. De hecho, de manera similar a como ha crecido la productividad agrícola en el mundo, ha crecido el sector comercial que suministra insumos químicos a la agricultura. De mayor gravedad es que la utilización de productos químicos, fertilizantes y pesticidas, para incrementar la productividad de los cultivos ha provocado desequilibrios ambientales y graves problemas para la salud humana, muchos de ellos aún por determinar. Actualmente, la agricultura es uno de los sectores que indirectamente más contaminación produce.

 

La Revolución por la erradicación del hambre en el mundo es posible que haya disminuido el número de hambrientos, actualmente se estima que existen en el mundo unas 1.000 millones de personas hambrientas; pero también es cierto que existen unos 1.200 millones de personas con problemas de obesidad. El coste medioambiental y en la salud de las personas aún está por determinar.

 

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