Prevención de las enfermedades víricas en los cultivos
Futurcrop - 20-12-2018
Las epidemias por virus son actualmente frecuentes debido a factores tales como el transporte de material vegetal infectado, la expansión de la agricultura hacia nuevas zonas de cultivo y la expansión de los vectores que transmiten el virus de una planta a otra. De los 88 tipos de familias de virus, clasificados por tipo de genoma, 29 infectan a plantas. Los más estudiados son los Geminivirus, pues son responsables de una cantidad significativa de daños en las cosechas de todo el mundo.
Las formas de transmisión de las enfermedades víricas que afectan a los cultivos son varias. Algunos virus se transmiten por contacto (el roce entre las plantas, las herramientas, la ropa, o el calzado). Otros, por las propias operaciones del cultivo (semillas y polen, atado de plantas, recolección, poda, escarda, etc), como es el caso del virus del moteado suave del pimiento (PMMV), o del virus del mosaico del tabaco (TMV), de gran importancia pues afecta a más de 150 géneros de plantas de la familia de las solanáceas (patatas, tomates, berenjenas, pimientos), legumbres, hortalizas, etc
Pero la mayoría de los virus de las plantas son transmitidos por un organismo vector que se alimenta de la planta, que pueden ser:
Los insectos forman el grupo vector más significativo, e incluyen
- Los pulgones, que transmiten virus de diferentes géneros, como Potyvirus, Cucumovirus and Luteovirus
- La mosca blanca, que transmite varios tipos de virus, pero especialmente los del género Begomovirus. Se estima que la mosca blanca Bemisia Tabaci es vector de unos 100 tipos de virus, y la Trialeurodes vaporiarorum unos 10.
- Los saltamontes transmiten virus de diversos géneros, de las familias Rhabdoviridae and Reoviridae.
- Los trips, que transmiten virus del género Tospovirus.
- Las abejas, que transmiten virus de varios géneros, como Comovirus y Sobemovirus
Los nemátodos, parásitos que se alimentan de las raíces, transmiten virus del género Nepovirus and Tobravirus.
Los plasmodióforos, parásitos que infectan las raíces, tradicionalmente considerados como hongos, pero actualmente relacionamos más con los protistas, transmiten virus del género Benyvirus, Bymovirus, Furovirus, Pecluvirus and Pomovirus. Tal es el caso de Polymyxa graminis, vector de varios virus que afectan al cereal, como el virus del mosaico suave de la cebada (BaMMV), que crece a partir de una célula de la raíz de la cebada.
Los ácaros transmiten virus de los géneros Rymovirus and Tritimovirus.
MIP COMO TÉCNICA DE PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES VÍRICAS
El control de plagas es necesario no sólo por los daños que puedan causar a los cultivos, ya sea la planta o el fruto, que son los daños directos que provoca, sino para evitar los daños indirectos, como son las enfermedades víricas o bacterianas que pueden transmitir.
Debido a que los patógenos víricos dependen de la estructura celular de sus plantas hospedantes para poder reproducirse, es difícil eliminarlos sin dañar al cultivo. No existen compuestos antivirales capaces de curar las enfermedades en las plantas. En algunos casos se puede mitigar su efecto, pero una vez infectada la planta se impone la cuarentena y la destrucción de las plantas infectadas.
Por ese motivo ciertas medidas de control eficientes son fundamentales para mitigar o prevenir la infección de la planta. Esas medidas preventivas incluyen:
- En algunos cultivos y para algunos virus, se ha conseguido desarrollar cierto grado de resistencia a la enfermedad a través de la ingeniería genética, incorporando parte del genoma del virus en la planta huesped. Sin embargo, esta tecnología es controvertida, particularmente en Europa.
- El uso de semillas u órganos vegetativos certificados libres de virus, eficientes cuando el virus se transmite a través de las semillas, como en el caso del Virus del mosaico de la calabaza (SqMV).
- La eliminación de los posibles reservorios del virus en la vegetación silvestre circundante y malezas.
- La modificación de prácticas de siembra y cosecha, modificando por ejemplo las épocas de siembra para que no coincida con los insectos vectores de la enfermedad.
- Procedimientos de eliminación y cuarentena de las plantas infectadas.
- Si el virus tiene un vector de transmisión conocido, el control o exclusión del vector es sumamente importante. No elimina la posibilidad de infección, pues una baja población de insectos puede transmitir el virus. Sin embargo, un control adecuado de la plaga vector, especialmente en sus primeras generaciones ayuda a mitigar o controlar los efectos de la enfermedad vírica.
EJEMPLOS DE VIRUS TRANSMITIDOS POR TRIPS
Controlando la población de Trips, como Thrips tabaci, Thrips palmi, Frankliniella occidentalis, Frankliniella schultzei, Schirtothrips dorsalis, etc, especialmente sus estados ninfales, que son los que adquieren el virus, podemos ayudar a prevenir la infección del virus del bronceado del tomate - o marchitez manchada del tomate (TSWV). Este virus existe en todas las regiones templadas y subtropicales del mundo, tiene una gama de hospedantes bastante amplia y suele ocasionar pérdidas importantes en los cultivos. Se propaga con mucha rapidez y puede causar graves daños en los cultivos de tomates, pimientos, patatas, berenjenas, lechugas, endivias, alcachofas, cacahuete, piña, etc.
Frankliniella occidentalis es el principal vector transmisor del virus de la mancha necrótica del impatiens (INSV) afecta a numerosas especies de plantas, algunas algunas hortícolas de gran importancia económica como pimientos, tomates y lechugas.
Cuando las larvas de trips se alimentan, ingieren partículas virales que se multiplican en su intestino, pero no transmiten el virus a otras plantas. Las partículas virales pasan a las glándulas salivares de forma que al alimentarse como adulto, inocula el virus en la planta hospedante. Controlar la enfermedad, entre otras medidas, implica un control eficiente del insecto vector. El problema principal es que el ciclo de vida de los trips varía mucho según las temperaturas: puede ser de 40 días a 15ºC de media o 10 días a 30ºC. Una vez adquirido el virus, y tras un periodo de latencia, puede transmitirlo los siguientes 24-43 días, según la especie. Un problema adicional es que Frankliniella occidentales se caracteriza por desarrollar rápidamente resistencias a los insecticidas. Por ello es determinante alternar distintas sustancias y, sobre todo, aplicar el tratamiento en el momento de mayor efectividad. Y para ello es preciso conocer el estado de desarrollo biológico de la plaga. Por tanto, es muy importante disponer de un sistema de avisos y predicción que nos indique la incidencia de las primeras generaciones y sus fases ninfales.
EJEMPLOS DE VIRUS TRANSMITIDOS POR MOSCA BLANCA
Son transmisores del género Begomovirus, uno de los 7 géneros de la familia Geminivirus. La mosca blanca Bemisia tabaci es vector transmisor de más de un centenar de virus que afecta a solanáceas y cucurbitáceas, plaga con presencia en casi todo el planeta
El virus de la marchitez del tomate, necrosis apical (ToANV), es transmitido por la especie Bemisia tabaci, aunque también por otras especies de mosca blanca, como Trialeurodes vaporariorum, Bemisia argentifolii o Trialeurodes abutilonea, El virus puede transmitirse también de manera mecánica. Afecta a la familia de las solanáceas. El insecto requiere al menos de 24 horas para la adquisición y transmisión del virus, por lo que los insecticidas sistémicos, especialmente los aplicados en riegos presurizados, son los más eficaces. La transmisión de este virus mediante la mosca blanca es altamente eficiente, por lo que puede producirse incluso con poblaciones bajas de la plaga.
El virus de la cuchara o del rizado amarillo (TYLCV) se transmite eficientemente por poblaciones de mosca blanca, más concretamente por Bemisia tabaci. La Bemisia puede adquirir el virus, como larva o como adulto, de una planta enferma, pero sólo los adultos son capaces de transmitirlo. El virus no se transmite a la descendencia, por lo que nuevos individuos tienen que adquirirlo para transmitirlo. Por lo tanto, para que haya expansión de la enfermedad, es imprescindible la presencia de plantas enfermas y el insecto vector. Un control eficiente de la plaga y la eliminación de las plantas enfermas pueden por tanto eliminar el problema.
El virus de Atrofia Clorótica de la Sandía (WmCSV) es un virus transmitido por Bemisia tabaci. El adulto adquiere el virus de la planta infectada, y puede transmitir el virus al cabo de unas horas. Los síntomas en la planta pueden desarrollarse a partir del quinto día de transmisión del virus. Los síntomas de la enfermedad en las curcubitáceas son más severos cuando las poablaciones de mosca blanca son grandes y la infección de los cultivos ocurre en los momentos iniciales. Los tratamientos con insecticida indiscriminados, incluso preventivos, son suelen ser ineficientes.
El virus de las venas amarillas del pepino (CVYV) y el virus del amarilleo y el virus del enanismo de las curcubitáceas (CYSdV)
El primero afecta a todas las especies de la familia de las cucurbitáceas. Este virus se transmite también por Bemisia tabaci, aunque con baja efectividad.
Ambos virus atacan todos los cultivos de cucurbitáceas y los adultos de Bemisia tabaci son su vector de transmisión, si bien con un bajo nivel de eficiencia en la transmisión. En el caso del CVYV, el insecto necesita al menos 15 minutos de alimentación de la planta para inocular el virus, y 30 minutos para adquirirlo. Tras un periodo de latencia de 75 minutos, el insecto retiene el virus durante 6 horas.
El primer virus se puede asociar al segundo, en una sinergia que potencia el efecto de ambos.
EJEMPLOS DE VIRUS TRANSMITIDOS POR PULGONES
El virus del mosaico del pepino (CMV) se transmite por la savia impregnada sobre las manos y ropa, pero también por gran número de pulgones. La especie más eficaz de transmisión es Myzus persicae. Cuando fue inicialmente descrito, el pepino dulce era su hospedante natural. Sin embargo, en Europa afecta al cultivo del tomate. Experimentalmente es un virus capaz de afectar a 30 cultivos de solanáceas. Es una enfermedad de gran importancia económica pues puede afectar al 30-50% de la producción.
Para controlar la enfermedad es necesario controlar los vectores de transmisión, eliminar los hospederos silvestres y evitar el contacto de las plantas enfermas con las plantas sanas.
El virus de la Mancha anular de la Papaya (PRSV), que afecta a la papaya o fruta bomba, calabaza, melón y pepino, es transmitido por más de 20 especies de pulgones, como Myzus persicae, Aphis fabae, Aphis gossypii, Toxoptera citricidus.
El virus del mosaico de la sandía (WMV-2) afecta principalmente a las curcubitáceas. La transmisión de este virus la realizan más de 38 especies de áfidos de forma no persistente. Aunque también se transmite por inoculación mecánica. Se caracteriza porque disminuye la producción y calidad de los frutos.
El virus Y de la patata (PVY) tiene como hospedantes naturales a la mayoría de los miembros de la familia de las solanáceas. Es uno de los virus más importantes que causan enfermedades a las patatas. Aunque el virus puede transmitirse mecánicamente, por maquinaria o herramientas, o por contacto, los pulgones son el vector de transmisión más eficientes. De hecho, el virus puede ser transmitido por al menos 35 especies de pulgones.
Es una enfermedad que causan importantes pérdidas de rendimiento, que pueden alcanzar al 80% en ciertos cultivos.
Otro virus que afecta a la patata es el virus del enrollamiento de hoja de la patata (PLRV), también transmitido por pulgones (especialmente Myzus persicae), pero con pérdidas de rendimiento aún mayores que el anterior. Una notable característica de este virus es que el PLRV es el único virus de la patata que puede ser eliminado mediante un tratamiento con base en el calor.
EL USO ADECUADO Y EFICIENTE DE LOS INSECTICIDAS
Un control de insectos vectores de enfermedades exclusivamente mediante insecticidas, sin un criterio científico que facilite la efectividad a los tratamientos, no hace sino agravar el problema de la plaga en el cultivo y aumentar el riesgo de infección. Por ejemplo, el uso indiscriminado de tratamientos químicos para el control de la mosca blanca ha tenido como consecuencia que se hayan perturbado los sistemas ecológicos, al eliminar los enemigos naturales que mantenía bajas las poblaciones de la plaga (como las chinches de la familia Miridae, Macrolophus caliginosus, Dicyphus tamaninii, D. errans, Cyrtopeltis tenuis). De este modo, de plagas secundarias pasaron a plagas primarias, y en algunos casos superplagas.
Si la transmisión del virus por la mosca blanca en su fase adulta necesita un periodo de 24 horas, se suele recomendar la aplicación del insecticida (piretroides, acefato, fipronil, etc) con una frecuencia de dos a tres días, especialmente durante los primeros meses después de la siembra. Se recomienda un tratamiento continuado hasta que se compruebe una disminución de las poblaciones. Pero ese tratamiento continuado, la alta tasa de reproducción, 250 huevos por hembra (que se puede incluso incrementar por el uso de pesticidas), y el número de generaciones facilita el desarrollo de resistencias a los insecticidas por parte de la mosca blanca.
Un software como FuturCrop permite conocer el momento adecuado de tratamiento para que éste sea eficaz. El momento en que la mosca blanca es más vulnerable al tratamiento es durante el estado de ninfa y por tanto los tratamientos deberían dirigirse a la fase de crecimiento exponencial de la población de ninfas. De hecho, si se realiza el tratamiento en la fase adulta de la mosca blanca es probable que el producto no alcance al insecto. Además, normalmente los tratamientos se realizan cuando las poblaciones son muy altas, y suelen presentarse todos los estados de desarrollo de la plaga, de los cuales huevos y pupas (ninfas de 4ª edad) son muy resistentes a los tratamientos. De ahí la importancia de predecir el inicio de riesgo de las primeras generaciones. FuturCrop facilita la determinación del momento óptimo de muestreo y tratamiento, pues envía avisos de riesgo de los estados de desarrollo biológico de mosca blanca, pulgones, trips y nemátodos.
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